martes, 25 de marzo de 2008

Bernabé Tierno (3)


Bernabé Tierno 3

Emilio García / Hotel Bedunia– Ya había pasado más de una hora de densa conferencia en la que hemos aprendido a que el negativismo, el pesimismo, puede transmitirse a los demás, y que el ser humano es tonto y es malo, y es capaz de pasarse media vida (de su escasos 30.000 dias) odiando a los demás por una bobada, enfurruñado, e incluso pensando en devolver el mal y en vengarse. Bernabé Tierno dijo que no hay que ser tonto y no dedicar a esas personas y a esos sentimientos negativos ni un minuto de nuestras vidas, y que pensemos en positivo, que perdonemos a los demás, y que nos rodeemos de personas vitales y optimistas.
Que cuando pasemos por un trance o mal momento intentemos –nosotros somos médicos de nosotros mismos– sobreponernos a ese mal trago (muerte de un familiar o situación mala) y que hagamos lo posible por salir de la misma. De nosotros mismos depende, en buena parte, el que superemos nuestros baches o no. No te instales en el lloro, en la negatividad, en el «sí, pero...» Y siendo nosotros personas felices transmitiremos a los que nos rodean optimismo, alegría vital, positivismo (es decir, si todos fuésemos así el mundo sería el paraíso, un lugar maravilloso (la pena es que estamos rodeados de tontos que sólo hacen, transmiten y buscan el mal - mal que, como leímos la pasada semana, nos puede llegar a enfermar físicamente (a parte de psicológicamente).
«Al contrario (si las actitudes negativas enferman) ¿es posible que las actitudes positivas sanen a alguien?» planteó Tierno.
Se ha estudiado y experimentado y sí. Una sóla persona puede contagiar de positivismo a todo un grupo. Hay personas que ilusionan a los demás. Esta gente está casi siempre de broma» dijo Bernabé hablando del departamento al que le gustaba visitar y en el que dijo que, estadísticamente, había menos bajas (la gente alegre, optimista y vital enfermaba menos que la del departamento en el que había personas pesimistas).
«La gente alegre es más sana y la gente triste, criticona, frustrada y seria enferma más»

Trabaja en lo que te guste
Cuando yo iba a la Universidad (y esto lo digo yo, Emilio García, el que transcribe esta conferencia), había muchos compañeros que se habían matriculado en una carrera que no les gustaba porque su padre quería que su hijo fuese abogado, o porque su madre le había dicho que se hiciera médico, que se ganaba más, o que tenía más salida laboral» De hecho tuve un amigo que quería ser piloto de líneas aéreas y su madre le reorientó a que estudiara telecomunicaciones.
Muchas de esas personas hoy son personas frustradas, son quizás, ese médico que te atiende con desgana en la consulta y que lo único que está deseando es que acabe la jornada laboral para irse a casa. Al contrario yo tuve un médico de cabecera que tenía una lista de pacientes (se llama Dr. Romillo, en Bilbao) interminable, porque transmitía ese optimismo vital, se le veía que estaba a gusto con su trabajo. Y claro, eso los pacientes lo notaban en el trato y todos ha-cían lo posible (y lo imposible), porque les cambiaran de médico de cabecera (del que tenían a Romillo)
El psicólogo Bernabé Tierno explicó que esto es cierto y que él valoraba mucho esto en las entrevistas de trabajo que hacían las empresas a la hora de con-tratar a nuevo personal, ya que «una persona que disfruta con su trabajo es feliz, y hace feliz a los que le rodean». Esto, según Tierno, no es tenido en cuenta por muchas empresas que no calculan la de dinero que pierden al cabo del año con bajas por enfermedad de sus emplea-dos. El pesimismo se contagia, al igual que el optimismo. Y si hay alguien –un compañero de trabajo– que está todo el día quejándose de su vida o de que cuando acabará la jornada laboral, porque no está a gusto en lo que trabaja, al final transmite su desánimo a los demás.«Una o dos personas negativas en un puesto de trabajo pueden ser muy negativas para la empresa ya que transmitirán su desánimo a los demás, mermando el rendimiento de todos los trabajadores del mismo departamento.» Por eso es muy importante saber a quien se contrata y que la persona se encuentre a gusto en el trabajo que va a desempeñar.
Según explicó Tierno, «el principal motivo de abandono de un puesto de trabajo por un empleado es no ser feliz. No sentirse valorado.»
«Todo el mundo necesita una sonrisa, una palmadita en la espalda». Sé alegre y serás feliz». Por eso es muy importan-te, en nuestras vidas, los premios. Una sonrisa, una alabanza o un simple abrazo o piropo pueden hacer a la persona que lo recibe muy feliz». Tierno dió el ejemplo de un empresario que puso esto en práctica y dijo a un empleado al que nunca le había dicho nada, lo importante que era el trabajo que había desempeñado a los largo de 40 años en la empresa. Al día siguiente vino la esposa a hablar con el jefe y le dijo que había hecho feliz a su marido, que llegó a casa super contento y transmitió esa alegría a su hijo y a ella. Que le decía a su hijo que a su padre le habían felicitado por su labor en la empresa y que tenía un padre valorado, que hacía su trabajo bien.
¿ Véis lo fácil que es hacer feliz a los demás?
Las personas necesitamos sentirnos valorados, y normalmente lo que hacemos es lo contrario, criticar al otro, desmerecer su trabajo.
«Si yo tuviera que aconsejar a un cura le diría que dejase de hablar del pecado, porque cuanto más tratas de que una persona no peque, más peca. Sino que intente potenciar lo bueno de esa persona.»

No hay que hacer desgraciados a los demás.
«Cuanto más bien haces a los demás, más bien te haces a tí.» Y al revés «cuanto más mal haces a los demás, más mal te haces a tí»
Bernabé puso el ejemplo practicado en una clase de un colegio con niños. Se hizo tres grupos y a unos se les criticó lo que hacían mal, a otros se les ignoró (no se les dijo nada), y al tercer grupo se les elogiaba lo que hacían bien.
Al primer y al tercer grupo al cabo de una semana se les notó cambios. Los niños criticados por su mal trabajo mejoraron los primeros días y al final bajaron el rendimiento. Los niños elogiados mejoraron y mantuvieron la mejora. Los ignorados recibieron un resultado negativo. ¿Qué es lo que pasa en nuestro sistema educativo? Pues que se educa mal ¿Qué decimos a los alumnos? «Eres un tontito», «Mira a tus compañeros que saben y tú fallas» Y lo peor de todo, es que se critica en público los fallos de quien hace algo mal. Todo lo contrario de lo que se debería de hacer. Se debe hacer –tomen nota los profesores –, elogiar en público a quien hace algo bien, y criticar en privado al alumno que ha fallado ayudándole a que mejore.

(continuará en el próximo periódico)

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