«La felicidad es una decisión interna que
nada tiene que ver con lo que nos rodea» (I)
EMILIO GARCÍA / LA BAÑEZA.-El pasado jueves 18 se presentaba en el salón de actos de la biblioteca municipal su último libro titulado «Que no te acojone la vida» –tiene uno primero hablando sobre el deporte (baloncesto) en silla de ruedas– Julio Justo de la Rosa, un hombre, en silla de ruedas, que ha sido muchas cosas a pesar de no poder moverse a causa de padecer de niño la polio.
A los de «La Bañeza Hoy» nos gustó el título del libro –nos pareció muy llamativo–, tanto que asistimos a dicha conferencia en la que estuvimos hora y media escuchando todo lo que este polifacético hombre –ha sido funcionario, jugador de basket en silla de ruedas, luego un cargo en el club, y ahora es escritor– dijo. Y hoy os los transmitimos a todos vosotros para que no os acojone la vida a nadie.
Julio nos contó su experiencia. De hecho lleva los últimos tiempos narrando su experiencia vital a todos (creo que habló de 52 conferencias) y transmitiendo ganas por vivir, porque la vida no se acaba en una silla de ruedas (hace unas semanas en este periódico contamos la experiencia que nos narró una jóven montañera con diabetes). «La felicidad es una decisión interna que nada tiene que ver con lo que nos rodea» fue la primera gran frase de Julio –frase que tanto nos gustó que la llevamos a titular–.
La conferencia de La Bañeza, que nace de un error en un e-mail (Julio escribía a otro ayuntamiento, al de Cuéllar, pero llegó su mail al de La Bañeza, y la concejala le respondió que seguro que el e-mail no era para ella, pero que le ofrecía venir también a nuestra ciudad y dar aquí la charla), fue la mar de interesante.
«Me vino el título del libro cuando había escrito el primer capítulo» dijo Julio contando que ha habido gente que le ha pedido lo suavice a «que no te acongoje la vida»... pero que él quiere dejarlo como tal, y transmitir esa fuerza vital a todo el mundo. «Pretendo contar a a gente, transmitir que la vida nos ofrece momentos buenos y malos. Hay gente que sólo se fija en los malos. Esa gente pesimista que va siempre de víctima, contando sus problemas, llorando sus penas, y que al final te agobia. Los amigos amigos le escuchan y le aguantan, porque son amigos, pero esa gente va haciendo que los demás se aparten de su lado al transmitir negatividad. Están siempre con el 'Dios mío! ¿por qué me has abandonado?' y no ven forma de salir de ese círculo vicioso, que al final provoca que la negatividad se junte a su alrededor.»
«¿Os acordáis de Pretty Woman? –nos dijo Julio Justo– (y todo el mundo en la sala dijo que sí). Luego nos preguntó por «Pretty Woman 2» y nadie se acordaba. «Será que en La Bañeza no la han echado» dijo con sarcasmo contándonos lo bella que era la primera historia de la prostituta rescatada por el multimillonario que supera su miedo a las alturas. «Pues en la segunda parte la peli empieza con que se casan. La boda. Pero luego la vida del matrimonio ya no es la de una feliz pareja. Él se encuentra a otras personas que habían estado con su mujer cuando esta era prostituta, y tiene celos, se empieza a emborrachar, y sufre problemas de alcohol, tanto que repercuten en su trabajo, en sus negocios, y las cosas, las inversiones no le van tan bien, y todo empieza a irle mal». Julio se inventó la segunda película (que no existe) para darnos a entender que no todo es tan de color de rosa como nos transmiten las películas de Hollywood, ni es todo tan negro como lo que ha contado en la versión dos (que podría ser la vida real). «La vida real de hecho es como las dos películas, tiene momentos buenos y momentos malos que nos hacen dar importancia a los momentos buenos y que apreciemos lo bueno». «La televisión nos enseña que la felicidad te toca, como en un sorteo, y eso es mentira. Tú puedes aprender a ser feliz y yo te voy a dar unos trucos.
1.-Disfruta a tope, aprovecha al máximo y 2.-aprende de las crísis. La vida no es Pretty woman I ni Pretty Woman II. La vida va fluctuando. Y hay que afrontarla como viene, pero desde el positivismo. No puedes ir echando la culpa al jefe o al Presidente del Gobierno. Ni puedes pensar que la vida es así porque te ha tocado y resignarte a que sea un valle de lágrimas. No des vueltas a lo negativo. Los semejantes se atraen. Si piensas en positivo atraes lo positivo, si piensas en negativo atraerás lo negativo. Si pienso que soy un desgraciado voy a atraer la negatividad a mí. ¿A que todos conocéis a ese amigo o familiar que no sabe más que contarte desgracias? Pues muchas de ellas ellos sólos se las buscan, porque al final la gente les rehuye. Todos queremos amigos positivos, nos encanta estar con gente positiva, contenta, feliz, optimista, alegre. Es cierto que a veces necesitamos también que nos den caña, no todo es feliz, y de esos momentos se aprenden muchas cosas: a valorar lo que teníamos, a superar, sobrevivir, valorar.» [Julio aquí nos contó su experiencia personal de los dolores que sufría en fisioterapia cuando le estiraban las piernas para que no se le 'murieran' –es decir, que le circulase la sangre por ellas y no se le anquilosasen–. A pesar de todo dice que siempre las tiene frías, y ahora, en los últimos años, se ha visto obligado a utilizar silla de ruedas, a donde no quería llegar, pues pensaba que ir en silla de ruedas era lo último. Y de hecho, confesó, si él hizo tanto deporte en su juventud fue para seguir yendo en muletas y des- plazarse de pie... Pero al final las muletas pasan factura, ocasionan desgastes, y tarde o temprano... Pero él asimiló esa nueva fase de su enfermedad sin deprimirse, dando charlas a gente que pasa algo similar a él.
«Si quieres que te respeten en la vida, has de hacerte respetar y plantarle cara, sino te comen»
«Lloré mucho cuando escribí el libro –a la venta en librería Arlequim en nuestra ciudad–» «La tragedia de mis padres, con veintitantos años, que me tuvieron a mí con esta grave enfermedad que les lastró sus vidas. O al menos eso pensé yo y me estuve atormentando por ello mucho tiempo. » Julio recordó que aquello le pasó a él en tiempos de Franco, en los que no todos los niños recibieron la vacuna de la polio –se dedicó el dinero de las vacunas a la cons- trucción de un Mausoleo a 'Los Caídos'–, por lo que la polio afectó a un 75% de los niños, de las clases menos pudientes y que vivían en el campo (los ricos de ciudad pagaron las vacunas)–. Pero Julio recordó que mientras el 85% de los niños que padecieron esta enfermedad morían, él sobrevivió. Recordó cómo los hacinaban en un hospital que se parecía más a un campo de concentración que a un hospital, en donde los tenían a todos juntos y juntos con tuberculosos, gente que padecía fiebres tifoideas... enfermedades contagio- sas que le podían haber matado ya que allí no había aislamiento y estaban unos enfermos con los otros, incluso en las semanas en las que las enfermedades eran lo más contagiosas, pudiendo contraer cualquiera cualquier otra enfermedad. Sin embargo él, por milagro, no se contagió, y sobrevivió al hospital, a varias operaciones –algunas que no servían para nada–, y a las 'gracias' o bromas de mal gusto de los niños de su pueblo que consistían en tirarle al suelo dos veces al día para ver cómo se levantaba. Él fue 'el rarito', «pero aprendí a usar las cachabas para dar cachazos con ellas, y me hice respetar» .
«Si quieres que te respeten en la vida, has de hacerte respetar y plantarle cara, sino te comen»
Julio confesó que le vino bien el hospital para hablar con más gente, y porque en él –a pesar de que podía haber pillado cualquier cosa–, dejó de ser 'el rarito' del pueblo y era uno más.
Luego contó cómo su familia se trasladó a la ciudad –su padre era albañil y hacía 50 km. por una carretera estrecha bordeada de árboles todos los dias sufriendo alergias–, y como empezó a hacer amigos a los 15-16 años ya en el instituto donde encontró a dos personas que no se reían ni burlaban de él. De hecho contó cómo íba paseando, y se animó cada vez a andar más metros. Hasta que un día anduvo tanto que no pudo dar la vuelta atrás ya que se cansó, y descubrió cuan buenos eran estos dos amigos con él que se turnaron para llevarle a las espaldas –y ya estaba bastante gordo– hasta su casa.
Julio contó cómo ha tenido que volver a aprender a andar después de cada operación a la que fue sometido (que fueron varias). Y narró una experiencia cercana a la muerte en la que se vió desde lo alto del quirófano y cómo lo llevaban luego a un box a recuperar. Tiempo después le confesó eso a su médico, y le contó que otros pacientes le habían contado algo parecido, y que fue verdad, que estuvo clínicamente muerto, ya que se le paró el corazón, unos tres minutos, aunque le consiguieron reanimar. Y le enseñó su historial y que fue verdad que el fue a ese box, y que no lo podía saber de ninguna otra manera –salvo por su experiencia extracorpórea en la que se vió a sí mismo desde el techo–, ya que en el periodo en el que salió de la operación e ingresó en el box estaba inconsciente.
Músico, secretario provincial en Valladolid, Julio luego montó un negocio con más de 3.000 puntos de venta en España, Francia y Portugal. Huyó de su cómodo puesto de funcionario para hacer otras cosas que le pedía su cuerpo. Cosas que él quería hacer en la vida. Hizo deporte, fue jefe de prensa en el club deportivo desde que se retiró de la competición, lo difícil que era mantener aquel equipo porque se necesitaba mucho dinero, pero se consiguió.. y además de dinero con ayudas y patrocinios se consiguieron subcampeonatos (éxitos deportivos).
Soy tremendamente feliz» confesó. A pesar de todos sus problemas, de no tener amigos hasta el instituto, a pesar de sus dolores, sus operaciones, Julio se confesó feliz. De hecho se ha casado, tenido descendencia, y ahora tiene una nueva pareja. «El primer paso para ser feliz es la aceptación. Tú te tienes que aceptar cómo eres, qué te pasa, y qué te rodea. Yo acepto que soy cojo. Si no das este primer paso de aceptación de tu condición nunca avanzarás.» Julio nos contó la historia de un jóven promesa del fútbol por el Valladolid que saliendo un día con sus amigos, al salir de un área de servicio de una gasolinera se cayó de la moto, tuvo un percance, con tan mala suerte que se seccionó la columna vertebral con el quitamiedos, y pasó, de la noche a la mañana, de poder triunfar como estrella del fútbol a una silla de ruedas. «Da igual lo que te pase: ya sea una separación o divorcio –es decir, un problema emocional–; o un accidente de tráfico –problema físico–. El primer paso es la aceptación.
Luego no te humilles. Esto es lo que pasa y genera la violencia de género. Tú has estado con tu pareja, has tenido diez años felices en tu vida, pero llega un momento que quizás no. Pues lo mejor es continuar cada uno por su lado acordándose de lo bueno de esos diez años. Sin embargo hay parejas que tienen miedo a quedarse sólas y empiezan a aguantar humillaciones y maltrato. Usa esa fuerza vital en cambiar y empezar de nuevo. »
Julio también recordó un proverbio chino que dice que aunque te gusten las naranjas, si en el camino te encuentras limones ¡haz limonada!, dando a entender que no siempre encontraremos en nuestra vida lo que queremos, pero que lo importante está en adaptarse al cambio y a las circunstancias que nos llegan en la vida, positivamente. «Juega con las cartas que te han tocado, las buenas y las malas dijo recordando a un primo que hacía trampas en las cartas. Con las cartas de la vida real no puedes hacer trampa: has de jugarlas, pero has de poder adaptarte a las circunstancias.
Para ser feliz hay que vivir el presente. No podemos vivir el pasado ni atormentados con el pasado. De hecho muchas veces vivimos atormentamos con qué hicimos o dejamos de hacer en aquella circunstancia que no podemos cambiar porque ya ha pasado hace años. Y la damos vueltas y vueltas en la cabeza. Yo una vez le dije a mis padres lo que sentía de haberles dado con mi enfermedad «destrozándoles la vida» y mi madre me dijo «eres tonto» haciéndome entender que a mi padre le vino bien el cambio del pueblo a Valladolid, y que era cierto, que en parte lo habían hecho por él, pero si no se hubieran mudado no sabrían lo que habría pasado. Su padre estaba mal con una alergia, le salían unas ronchas. Aquellos árboles en aquella carretera estrecha podían haber acabado con él... así que al final mi enfermedad tuvo algo positivo en mi familia.
«Sé feliz en el presente. Vive este instante, no el futuro»
«Sé feliz en el presente. Vive este instante, no el futuro. Disfruta de lo que estás haciendo en este instante, no ensueñes. No se puede repetir la vida. El instante que dejas pasar se pierde. Así que no ahorres lo que no tengas que ahorrar. Puede estar bien tener un dinero para un futuro... pero no te quites de vivir. Disfruta el amor, la juventud, lo que tengas. Haz un viaje... ama a tu pareja, a tus hijos, a tu familia... No ahorres en besos, abrazos. »
«Los terroristas, los pederastas, cumplen su pena y salen de la cárcel. Nosotros no, a veces nos pasamos toda la vida atormentándonos por un momento que no hicimos o que podríamos haber hecho, y nos condenamos a cadena perpetua con los sentimientos de culpa» dijo hablando de los dolores emocionales y psicológicos. «No nos carguemos la mochila de la vida de culpas que nos impidan ser felices»
Aprende a soñar
El qué dirán los demás a veces nos impide ser felices, y cuando nos queremos dar cuenta el tiempo ha pasado –el tiempo pasa muy rápido recordó mencionando que ya tiene sesenta y tantos–, y entonces llega el «si yo hubiera hecho esto...» «¡Pues házlo! No lo dejes para mañana. Aprende a soñar. No dejes de soñar ni de tener ilusiones ni de hacer cosas en la vida. Siempre hay tiempo para quitar el polvo a los sueños. Si tú lo mantienes en la cabeza tu sueño, tarde o temprano, llegará. Visualiza lo que quieres conseguir y mantén viva tu ilusión. Nuestro cerebro es tonto, no logra distinguir la realidad de la ficción» dijo comentando que él y su pareja a veces pasan horas y horas viajando con el google, virtualmente. Y habló de los 15 minutos en la cumbre de un montañero y la ilusión que eso le reporta, pero que esa ilusión no son sólo los 15 minutos sino los preparativos para esa meta. «Disfruta del camino» dijo recordando que la gente es feliz cuando le quedan pocos dias para empezar sus vacaciones y emprender un viaje, igual más que cuando ya está en vacaciones que empieza a contar los dias que le quedan para volver al trabajo.
Una persona me dijo que yo tenía que contar mi vida a la gente.
Una persona me dijo que yo tenía que contar mi vida a la gente. Cuando yo empecé a escribir este libro me pregunté '¿esto puede ayudar a la gente?' y lo hice con esa intención.
Julio nos recordó que las cosas que hacemos 21 dias crean un hábito, y que luego el cerebro es vago y repite y automatiza y a veces cae en la rutina y eso puede llevar al aburrimiento, a la depresión, a la infelicidad. «Vive 80 años no 80 veces el mismo año. Cuando algo te sature, cambia. Haz una cosa nueva, un voluntariado. Busca tus sueños. Haz algo paralelo a tu trabajo.
Piensa en positivo, recuerda que un día fuíste el espermatozoide más rápido. Yo me salvé de la Polio, será por algo. Igual el algo es ayudar a los demás contando mi experiencia vital con mi libro e in-
[viene de la página 15] tentando hacer felices a la gente que hoy no es feliz.
Deja de hacer cosas rutinarias. Si un día vas a un restaurante de lujo disfruta del momento, no mires los precios.
Muchas veces no somos felices porque tenemos la sensación de que nos faltan cosas (un gran coche, una gran casa...) y no nos damos cuenta de que somos felices. Yo soñé mil veces tener un BMW blanco, y luego me compré un R5. Luego sí, he tenido varias veces un BMW pero con el R5 blanco era feliz porque quería tener un coche ya, tenerlo al momento, para disfrutarlo pronto, y era el coche que más rápido me entregaba el concesionario.
Sé positivo. Piensa que estás vivo, que puedes andar. Da las gracias a Dios o a quien quieras por lo que tienes, al levantarte, al acostarte. Normalmente la gente se centra en lo que le falta pero si te centras en lo que tienes estarás de maravilla. Hay veces que un problema emocional te puede generar dolores imaginarios –yo los tuve– y ha habido gente que sufrió un accidente, un percance, que supo adaptarse a su nueva situación y ser feliz. El chico aquel que os conté, la promesa de fútbol de Valladolid que tuvo un accidente de moto que lo dejó en silla de ruedas, había una chica que le gustaba a él, pero que ella no quería nada con él porque lo veía muy prepotente. Y después del accidente descubrió otra forma de ser en ese chaval y se hicieron novios.
Agradeced lo que tenéis y seréis felices» concluyó.
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